sábado, 23 de enero de 2016

Creación



Cuentan las lenguas sabias que antes de que el sol brillase por primera vez sobre el horizonte, antes de que la tierra se asentase y los pies descalzos del primer ser con vida avanzasen por estas tierras, el mundo era un terruño frío y gris. Nada en él era digno de ser observado con reverencia y gracia, una mera quimera que viajaba en la mente de los dioses sin que estos se dignaran a mirarlo.

Pero un buen día, hace tanto que ni los más ancianos y sabios conocen cuando, uno de esos dioses desvió la vista de su camino y observó por primera vez este espacio vacío. Su mente explotó en miles de ideas con las que comenzar a llenar estos lares virginales. Tomó papel, tinta y pluma y comenzó a dar color y forma a la nada.

Después de este primer Dios muchos otros han llegado y llegarán, creando todo un universo de vida, formas y colores nunca antes observados por nadie. Algunos Dioses solo nos observan en nuestras vidas llenas de aventuras, amores, terrores, etc. Otros tristemente siguen su curso sin pararse a pensar en el teatro de la vida que interpretamos para ellos por obra de sus congéneres.

Aún así muchos llegaron antes que yo, otros conviven conmigo y los habrán que llegarán cuando no quede ni memoria de mi existencia, pero este universo ha sido creado y no desaparecerá mientras haya Dioses que quieran seguir escribiendo sobre nuestras vidas, tierras y sueños. Seguiremos actuando en estos mundos de tinta, esperemos que por una eternidad. Mientras haya gente que nos lea y sueñe con nosotros.

Esta es la historia de mi tierra, de mi mundo y sus gentes, una pequeña parcela en un universo de literatura, uno de los muchos mundos de tinta.

De los textos de Ab-khinsha, sabio de la primera orden de sabios de Torskan.

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