Ya no hablo, pues nadie escucha;
ya no grito mi sufrimiento.
Ahora, tan solo, observo
las incongruencias del tiempo
y las guardo
en el cajón de los lamentos.
Ese cajón de los lamentos que encierra tantos entierros, debe abrirse de par en par, de la vida se aprende que el sentimiento es la esencia de los versos que nos depara el tiempo.
No conocía esa vena poética, a ver con que más nos sorprenderás...
ResponderEliminarJeje, hay mucho por ver ;)
EliminarEse cajón de los lamentos que encierra tantos entierros, debe abrirse de par en par, de la vida se aprende que el sentimiento es la esencia de los versos que nos depara el tiempo.
ResponderEliminarSi al abrir el cajón desaparece, entonces sí.
ResponderEliminarBellas palabras, gracias.