No fue tu culpa.
Tú fuiste mi mayor perdición. Convertiste todo en un juego, donde tú eras rey y yo peón. Rompiste cada promesa dejándome al borde del abismo. Me viste caer sin importarte cuán fuerte sería el golpe. Fui un títere manejado por tu hipocresía.
Aún así tuviste valor de pronunciar un 'te amo' falto de significado y vacío de cualquier sentimiento.
Pero no fue tu culpa, si no la mía, yo fui la culpable.
Fui culpable de permanecer atada a tus cuerdas.
Fui culpable de creerte y de perdonarte una y otra vez.
Fui culpable de quererte con todo mi corazón.
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