Uno, dos, tres...heridas que la marcan.
Uno, dos, tres...deslealtades sumadas.
La muchacha llora cada mañana,
su corazón se encoge en plegarias;
una vez más, ha sido despreciada.
Y no calla, habla y habla,
mas no importa,
ella nunca fue la amada
solo fue la tres veces relegada.
Un, dos, tres...
son los puñales que la clavan.
Olé, Leticia!
ResponderEliminarGracias!
EliminarFelicidades, Lety. Con esto ya veo varios géneros que manejas bien. ¡Muy bueno! :)
ResponderEliminarGracias por pasarte y comentar :)
EliminarMuy bueno, Leti🙌🙌😘
ResponderEliminarMil gracias, Jose
EliminarEse coselete ha de ser de buena piel de búfalo y de costuras bien hiladas para que no os entren más púas de rosas maltratadas.
ResponderEliminarGracias por leerme y comentar. Me hace mucha ilusión!
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