Reposo en la calma, pues mi alma azorada de tormento pide a gritos un deseo: que regrese el sosiego.
Y en la dulce melodía de las palabras —las tranquilas, las del corazón extraídas y de cariño bañadas— me duermo. Plácido sueño de ilusiones acariciando el amor con mis manos, mas en el despertar, fugaz se vuelve la estrella.
Déjame cerrar los ojos de nuevo y cántame esa canción, la que con voz de tercipelo mima mi oído, alejando el dolor de ruidosas incomprensiones. Y durmamos así, abrazados, entre tus notas.
Palabras de corazón que llegan al alma. Me encanta. Un escrito que merece llegar muy lejos. Un saludo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Margaret, por pasarte y por comentar. Me alegra que te guste
EliminarPalabras de corazón que llegan al alma. Me encanta. Un escrito que merece llegar muy lejos. Un saludo.
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