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jueves, 10 de septiembre de 2015

Una vida Difícil

-Corre, date prisa, me digo una y otra vez mientras voy de un lado a otro por este gran mundo. No puedo permitirme perder ni uno solo de los minutos preciados de vida que tengo, ni uno solo. Todo en este mundo va tan deprisa que si te desvías un segundo del camino marcado y te sales por uno de los laterales… Zas, estás muerto. No puedo permitirme ese lujo, tengo que hacer todo lo posible para continuar con mi vida.
Sé que no es una de las vidas más preciadas en este mundo, pero igualmente sigue siendo una vida como cualquier otra. Sé que muchos me miran con desprecio y que a nadie le importara si me muero en algún rincón y al día siguiente me encuentran tirado en mitad de la cocina panza arriba. No, a nadie le importaría. Incluso me atrevería a decir que se alegrarían muchos de ellos.
Marcho en silencio por la oscuridad. Me encanta la oscuridad y el silencio, no creo que pueda haber nada mejor… bueno si, un buen trozo de tarta. Marcho día tras día en soledad por este asqueroso mundo que no me comprende y que solo quiere acabar con migo…
-¿Solo? Pero si yo también estoy aquí.
-Calla, tu no eres nadie en este mundo, si yo no soy nadie tu menos, además siempre te he dicho que piensas con el culo. Uno ya no puede estar ni siquiera tranquilo consigo mismo, siempre tiene que haber algún pensamiento perdido que quiere discutir contigo.
Creo que huelo algo interesante, voy corriendo antes de que otro se adelante a mis movimientos y se apodere de lo que sea que huele tan bien. Si, es todo un manjar, esta exquisito y mientras yo como el resto mira desde cierta distancia, si alguno de ellos se atreve a acercarse no se qué haré. Hace tiempo que no encontraba un manjar como este.
Espera, escuchad… Si, vienen. Hay que correr a toda prisa y poner pies en polvorosa. Si me ven seguro que no podre contar con seguir otro día más con vida. Sigue, sigue, tengo que gritarme mientras corro a esconderme tras la esquina más próxima para evitar que los monstruos me vean. Por favor, osan tratarme como algo asqueroso cuando ellos son mucho más asquerosos que yo. Yo al menos no he llegado a este planeta oprimiendo al resto de criaturas, y ellos que llegaron los últimos se creen con derecho a dominar lo que antes eran mis dominios. Si pudiese empuñar sus propias armas… otro gallo cantaría.
Pero por ahora debo de permanecer escondido, oculto entre las sombras por miedo a mi propia muerte, o a que experimenten con migo que sería lo peor. A mi primo Juan lo capturaron y experimentaron con el asta la muerte, cientos de gases, de productos que le hacían retorcerse de dolor y todo por intentar conseguir algo con lo que exterminarnos.
La verdad es que prefiero una muerte rápida antes que todo eso.
Bueno, de momento descansare aquí escondido, creo que no lograran encontrarme aquí. Mientras descanso miro alrededor y veo como los míos permanecen escondidos, al igual que yo, a que la noche vuelva a caer y podamos salir sin temor a los monstruos gigantes. Que solitaria es esta vida…
-Que yo siempre estoy contigo, sé que no me quiere oír, pero por más que quieras evitarlo soy parte de ti, tanto como tu mismo.
-De verdad que me saturas. Cállate y descansa, en otro momento discutiremos sobre quien es quien y quien es el más importante. Pero ahora cállate que tengo que pensar en cómo conseguir algo más de comida, me muero de hambre y estos gigantes no me dejan comer en paz.
Pasan las horas y he de permanecer en silencio escondido tras algunos resquicios, mientras ruego porque no me encuentren o será mi final. El frescor de la noche vuelve, lo siento en todo mi ser, que agradable es esta sensación. La verdad es que adoro el clima tropical, pero es exceso de calor me mata. En esos momentos de calor extrema, tengo que correr a buscar algo de frescor.
Ahora podemos salir en busca de más comida. Es muy duro tener que mendigar por un trozo de pan mientras ves como los asquerosos gigantes comen y comen terminando con todos nuestros recursos naturales sin importarle nada. Es como si desde que llegasen a la tierra solo pensasen en terminar con todo y marcharse a otro planeta antes de terminar de destruir este.
Corro de nuevo, no es bueno estarse quieto mucho rato. Contra más tiempo permanezca en un mismo sitio, mas fácil le resultara encontrarme y terminar con mi mísera existencia. Por ello me veo obligado a correr sin parar día y noche, solo me puedo permitir unos minutos para descansar antes de volver a correr hasta que mis pulmones amenazan con estallar.
Creo que he visto algo, si, a través de aquella ranura parece que hay algo… Vendito el del cielo. Acabo de encontrar una grieta en el muro y detrás está repleto de comida. Exquisita y suculenta comida. Este es el momento de saciarme antes de que puedan encontrarme y de tener que volver a salir corriendo.
-Aprovecha, estas cosas solo suceden una vez en la vida.
-Por una vez tengo que darte la razón, y eso que no me caes bien. Más bien te odio porque haces que mi mente se vuelva confusa y distorsionas mis pensamientos cuando quieres. Pero por una vez tengo que estar de acuerdo contigo.
Pero dejemos a un lado todo esto y aprovechemos el bufe libre que se han dejado esos asquerosos gigantes.
Como con ansiedad pensando que esta puede ser la última vez que pueda encontrar un momento para comer y más aun alimento que llevarme a la boca. Mientras me lleno la boca creo vislumbrar algo más de luz… no, me he despistado y me han descubierto. Me mira con asco y odio, no entiendo el motivo, si yo realmente no le he hecho nada. Permanezco inmóvil, con la esperanza de que crea que se ha equivocado y se confunda.
No ha surtido efecto, tengo que correr por salvar mi propia vida. Me escabullo por la grieta y corro por la explanada a toda velocidad, el gigante me persigue. Debo de conseguir entrar en aquella callejuela o estaré muerto.
Me ha dado, mi pierna está rota. Parece que el gigante está confuso, parece creer que me ha matado. He de aprovechar el momento. Un último esfuerzo y… Sí, he logrado sobrevivir a mi primer encuentro con la muerte. Esos gigantes puede que dominen el planeta, pero no son tan inteligentes.
Me arrastro mientras busco algún oscuro rincón en el que poder descansar. Mientras camino miro a mi alrededor y husmeo el aire en busca de algún indicio que pueda darme una pista de lo que me rodea. Tuerzo una esquina y veo el mayor horror de toda mi existencia.
Varios hermanos han caído en una trampa de los gigantes. Sus cuerpos yacen inertes sobre el frio suelo, algunos aun convulsionan mientras el veneno de la trampa recorre sus cuerpos. Qué difícil es seguir en pie en este mundo cruel, que duro es subsistir.
-Es muy duro ser tu otro yo, pero aun es más difícil ser, en este mundo, una cucaracha.

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