Cuentan que la historia del mundo ha sido distorsionada con el tiempo. La verdad ha sido el trasfondo en el que se han tejido las leyendas, mitos y religiones que han conformado el mundo. Un puzle imposible de rearmar en la actualidad... Ahora por favor amigos míos tomen asiento, sírvanse una bebida, y prestenme atención pues quiero contarles una breve historia que puede que les resulte interesante. Pueden tomarlo como una leyenda o un mito o un simple cuento de fantasía no importa, eso se lo dejaré a su elección solo les ruego me escuchen hasta el final.
Me gustaría ir dando fechas exactas, como si fuera un libro de historia, pero me es imposible incluso cuando fui dotado de una memoria prodigiosa. Pero puedo deciros que antes que los seres humanos vinieran al mundo, existían otras razas inteligentes y durante mucho tiempo se exterminaron unas a otras, dos prevalecieron sobre las demás por un detalle, podían controlar elementos, fuego, agua, tierra y aire. Ambas mantenían un fuerte equilibrio, por algún motivo los Balianos solo podían controlar el fuego y la tierra, y los Hiavianos el aire y el agua. Durante casi un centenar de milenios estuvieron en guerra y en ese tiempo otras razas más jóvenes fueron surgiendo y siendo exterminadas al aliarse por miedo o por codicia con uno u otro bando. Lo único que impedía que una de las razas dominase el mundo y se extendiera sobre él era la otra. Y asi se mantuvieron contenidos cada uno en su única ciudad. Bal' ia y Hiav' ea.
Durante algún momento de la guerra los Hiavianos profetizaron una nueva raza, capaz de desequilibrar las fuerzas, al tiempo que los Balianos profetizaban la venida de un ser capaz de controlar los cuatro elementos. Y a eso dedicaron gran parte de su esfuerzo. Y la búsqueda no fue en vano. En el confín más alejado del mundo había surgido una nueva raza. Aunque no parecía físicamente poderosa, ni dotada de ninguna capacidad sobre los elementos la suerte quiso que los hiavianos los considerasen la raza profetizada.
A la primera ciudad humana ambas razas mandaron embajadores que les hablaron de lo bien que vivirian aliandose con ellos y lo malvados que eran la otra raza. La humanidad se dividio en tres, los que decidieron quedarse y los que se unieron con alguna de las otras razas. A los que fueron con los hiavianos los llamaron Hi' ax y Bil' istu a los que marcharon con los balianos. De los otros nadie se acordó durante larguísimo tiempo.
Sin que nadie pactara una paz, ambos bandos pararon el fuego. Los humanos sin importar en que ciudad vivieran siguieron comerciando y relacionándose entre ellos pues nada tenían los unos contra los otros. Y así crecieron en poder y sabiduría, aunque muy por debajo de sus maestros. En lo que si superaron con creces a sus maestros fue en número. Los humanos, a diferencia de los demás, gestaban en nueve meses y no durante un lustro. Y aunque por otro lado los humanos eran muy frágiles y dependientes al nacer crecían a un ritmo desmesurado para la concepción del resto de razas del mundo.
Al fin un día como otro cualquiera la guerra volvió y arrastró a dos terceras partes de la humanidad. Durante la guerra la humanidad demostró no ser útil más que en combate directo y a este entrenamiento habían dedicado el entrenamiento los Hi'ax y fue asi como diezmaron brutalmente a los Bil' istu de los caules apenas quedaron unos miles. El numero de muertos durante la primera década fue tan grande que los balianos se apiadaron de ellos y abandonando su propia ciudad todos se fueron a vivir juntos en una nueva ciudad: Uq. Y ambas razas se unieron como hermanos para vencer o morir juntos. Y en ese momento los hiavianos pensaron que su profecía se había cumplido pues la nueva raza había decantado la guerra y marcharon con todo el grueso de sus tropas contra las murallas de Uq. Sitiaron la ciudad y esperaron diez días antes de asaltar la ciudad. Pero ellos no sabían el verdadero motivo del porqué los balianos se habían unido a los bil'istus como un solo pueblo: Aquel que dominaba los elementos había despertado su poder y era un ser humano al que llamaron Bal'az'uq.
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