- Mira el cielo hijo mío, desde lo alto hoy nos mira sonriente nuestra hermana Luna.
- Que bella es, padre.
- Lo es. La más bella, la más poderosa y la que siempre nos sonríe en la adversidad mientras cuida de nosotros cada noche.
- Padre…
- Dime.
- ¿Por qué nuestra hermana Luna esta en lo alto del cielo y el abuelo no está con ella?
-
Si lo está hijo, pero que no lo veas a él no significa que no este. En
el mundo de los dioses y espíritus, hace falta mucho más que ser un gran
guerrero sabio para conseguir algunas cosas. Es necesario mucha entrega
y un gran sacrificio personal para poder seguir siendo visible desde
este mundo una vez se cruza el portal. Por eso, aunque solo veas a
hermana Luna y no al abuelo, no significa que ambos nos estén vigilando
siempre desde lo alto del firmamento. Al igual que ellos, todos nuestros
ancianos y seres queridos que ya partieron.
- Padre… ¿Por qué somos así? ¿Por qué es esta nuestra misión? ¿Por qué…
-
Tranquilo pequeño Roel, todo en este mundo tiene una explicación.
Aunque si formulas todas las preguntas a la vez, tal vez no halles
respuesta a todas. Permíteme que te cuente la historia de nuestro mundo y
nuestra raza, otro día si te quedan aun más preguntas, cosa de la que
estoy seguro, te las iré respondiendo una a una. ¿Aceptas?
- Si.
- Bien hijo, escucha con atención…
“Hace
mucho, mucho tiempo, antes incluso de que la primera estrella brillase
en el firmamento, el dios padre creo a sus tres esposas y con ellas
concibió tres hijos. Gaia, Feret y Gaulot.
La primera, y única
hija, fue Gaia. Como regalo, el dios padre, la convirtió en la madre de
todas las criaturas, nuestra madre, la madre tierra. Feret, el segundo
hijo en nacer, era el más listo, trabajador y ordenado de los tres. A él
le fue conferido el poder de mantener el orden de las cosas, él era
quien elegía quien pertenecía a Gaia o quien la abandonaba para partir
hacia los confines de la oscuridad, el abismo, y allí perdurar por una
eternidad para sufrir los mayores horrores y tormentos que un dios pueda
imaginar. Además le fue concedida la creación del firmamento, con fino
hilo de plata tejió la red sobre la cual coloco el resto de objetos del
cielo. Por último, al más pequeño de los tres, le regalo el dominio
sobre el abismo. Gaulot sería el encargado de atormentar por el fin de
los siglos a aquellas almas que su hermano Feret mandase desde Gaia.
Por
lo tanto, el dios padre, desde su nacimiento, había entregado a sus
hijos el poder sobre los tres planos que forman el todo. Gaia reina
sobre la vida y la luz, Feret es el juez que mantiene el equilibrio y el
señor de los cielos, Gaulot se convirtió en el soberano de la oscuridad
y la muerte. Todos ellos han de permanecer equilibrados por la
eternidad, por el bien de la propia existencia.
Pero tras el
reparto la madre de Gaulot no quedo satisfecha con que su hijo se
quedase entre la oscuridad y la penuria, quería para él mucho mas,
quería todo, quería el propio puesto del dios padre creador del todo y
de ella misma. Por lo que siglo tras siglo atormento la mente de su hijo
con falsas palabras, con envidia, ira y rencor, hasta que Gaulot,
queriendo demostrar que era más poderoso que sus otros hermanos, desato a
las bestias del abismo y las ordeno marchar sobre Gaia sin
consentimiento de Feret y aprovechando que este estaba distraído
tejiendo la constelación de Pegaso.
Gaulot desato los peores
horrores del averno, demonios temibles que asolaron rápidamente la
superficie de Gaia. La mayor de las hermanas sufría en sus propias
carnes la oscuridad y frialdad provenida del abismo mientras la vida y
la luz de su reino se consumían a cada segundo.
El dios padre,
desde la lejanía de su reino, comprendió los hechos que habían acaecido
para que sus hijos llegasen a tal extremo y tras ver el pasado
comprendió que la envidiosa mente de su tercera esposa había sido la
causante de todo aquello. Dios padre, que tras regalar a sus hijos la
creación del todo, no podía interferir directamente sobre la misma, así
que a través de uno de sus mensajeros hizo llegar a Gaia la idea de
crear a una criatura pura, a una criatura de vida y luz semejante al
caos y oscuridad que habitaba en las almas de los horrores del abismo.
Mientras
el mensajero hacia llegar el recado a su hija, el dios padre entro en
cólera y desterró para siempre a Lilit de sus dominios y le ordeno vivir
por siempre en el averno sufriendo los tormentos y castigos que su
propio hijo tenía destinado a las almas que allí habitaban.
Gaia,
tras recibir el mensaje de su padre, fundió parte de su poder y parte
del poder de Feret, el cual lo había cedido por que gracias a su
descuido había sucedido todo aquel sufrimiento, y con hilo de plata y
arcilla creo la criatura más pura y noble de todos los tiempos. Tan pura
que la oscuridad se desvanecía a su paso, con tanto poder que con sus
propias manos era capaz de liberar el mal de este mundo. Gaia había
creado a la primera de nuestra raza, la hermana Luna.
Hermana Luna
lucho durante noches con los engendros del abismo, y uno a uno los fue
derrotando y obligado a retornar a su lugar. Hasta que finalmente tuvo
que enfrentarse al mayor de todos los horrores. Al mismísimo hijo de
Gaulot, un hijo bastardo engendrado en el vientre de su propia madre
Lilit. Durante cientos de noches lucharon entre luz y oscuridad, sin que
ninguno de los dos lograse hacer retroceder a su oponente.
Parecía
ser una lucha eterna, en la que ninguno de los dos podría vencer y Gaia
seguiría sufriendo el dolor de la guerra en sus propias carnes. La
desesperación azuzaba el alma de la diosa y de su hermano Feret que se
veía desbordado para mantener las hordas de horrores que su hermano
menor Gaulot seguía enviando a ayudar a su propio hijo. Mas cuando todo
parecía tener un fin próximo lleno de oscuridad y caos, el mensajero del
dios padre regreso con la salvación de la creación. La respuesta a la
batalla, con el conocimiento necesario para ganar la guerra.
La
salvación pasaba por que la propia luz sacrificase su esencia más pura
para vencer la oscuridad que habitaba en el hijo de Gaulot y su madre
Lilit. Un sacrificio puro y de corazón. Así fue como hermana Luna
entrego su vida y su alma arrojándose a las mandíbulas de la criatura de
la oscuridad. Un sacrificio con el que se logro vencer la primera de
las batallas, pero no la guerra. Feret comprendió que Gaulot no
descansaría hasta ver a Gaia y a Feret derrotados y arrodillados ante su
madre Lilit y él mismo.
Feret recogió todos los hilos de plata
que pudo y comenzó a retocar y estrechar los huecos en la red del
firmamento, intentando impedir con ellos el paso de los horrores del
abismo. Por su lado Gaia, nuestra madre, creo una tribu de criaturas
iguales que hermana Luna, pero nosotros no tenemos la esencia del hilo
de plata de Feret. Por eso no podemos igualarnos a la primera de nuestra
raza.
Desde entonces nuestra raza ha crecido y multiplicado, pero
el mal del averno continúa su avance hacia nosotros. Cada día nuestros
hermanos luchan contra los demonios que logran atravesar la red de
Feret, muchos mueren, pero esa es nuestra misión, la esencia de nuestra
propia existencia.
Hora hijo ya sabes el porque somos como somos y
porque estamos aquí. Ahora regresa al campamento a descansar, otro día
te responderé a otras preguntas. Esta noche estamos en paz, pero mañana
puede que el caos regrese y necesitaremos de todos nuestros hermanos
para seguir luchando contra ellos para proteger a nuestra madre Gaia.
Porque somos sus guardianes, somos sus hijos, somos hombres lobo.
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